Saúl Mendoza es el más notable atleta dado por México al deporte paralímpico. Con tan sólo mencionar que está considerado el sexto mejor deportista patrio de la historia (detrás de Hugo Sánchez, Julio César Chávez, Fernando Valenzuela, Rafael Márquez y Lorena Ochoa), uno puede hacerse una clara idea de la envergadura de este atleta. Es acreedor de un abultado palmarés de victorias, en el que sobresalen sus dos medallas olímpicas (oro y plata) obtenidas en la prueba de 1,500 metros en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y Atenas 2004, respectivamente. Ostenta además el récord olímpico de esta distancia y el récord mundial de los 5.000 metros, prueba en la que también es especialista, junto con la de 800 y 10.000 metros. Sus participaciones olímpicas se cuentan desde la ya lejana justa de Seúl en 1988. En total, seis presencias en Juegos Olímpicos que llegan hasta la pasada cita de Beijing 2008 (en la que fue el abanderado de la delegación mexicana).
Saúl Mendoza fue nombrado “Atleta del siglo” del deporte mexicano en el año 2000, siendo asimismo una extraordinaria figura de las pruebas de fondo atlético en silla de ruedas.
A lo largo de su carrera, además de ganar seis medallas en diferentes pruebas en los Juegos Panamericanos, ha sido el vencedor en los maratones de las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, Houston, Londres y París, y el de la ciudad de México en numerosas ediciones (1985, 1986 1987, 1996, 1997 y 1998).
Paralelamente a su trayectoria deportiva, da conferencias en las que motiva a los niños y jóvenes que sufren algún tipo de discapacidad para “triunfar en la vida”, además de ser asistente de la compañía Eagle Sportchairs (que es uno de sus patrocinadores).
Una historia de vida basada en un punto de quiebre. Una analogía entre el alpinismo y la excelencia diaria en todas nuestras actividades.